Una de las consecuencias del fin de las vacaciones y la tensión de la vuelta a la rutina y el estrés es el bruxismo, coloquialmente conocido como “apretar o rechinar los dientes” y que puede afectar tanto a los adultos como a los niños. Aunque suele ser de tipo nocturno, también puede darse durante el día.
Se trata de una disfunción de la articulación temporomandibular (ATM) que se encuentra entre el hueso temporal y la mandíbula. Dicha articulación está relacionada con la oclusión dentaria y con el sistema neuromuscular, permitiendo acciones como masticar, tragar y hablar. Este trastorno se caracteriza por la alteración de los músculos mandibulares y de las estructuras adyacentes.
Entre sus causas, además del estrés, hay otros motivos que pueden provocar el bruxismo, como la maloclusión, asimetría esquelética, artritis o trastorno degenerativo e inflamatorio de las articulaciones temporomandibulares.